Punta del Diablo, paradisíaco balneario rodeado de roquedales, de transparentes aguas oceánicas, aire místico y con personalidad.
Desde sus comienzos, un pueblo de pescadores que, sin abandonar esta tradición, se dedicó de lleno al turismo, conjugando una buena cantidad de complejos de cabañas, hoteles y campings, con peñones rocosos ingresando al mar, desde los cuales es posible divisar todo el poblado, disfrutar de la playa protegida por una ensenada para darse un chapuzón o tentar al mar con la pesca deportiva. Caminar descalzo por sus calles de tierra, disfrutar sus playas y conocer su gente, son algunos de los placeres que ofrece este pequeño edén rochense.
Uno de los atractivos a visitar, es la feria artesanal, ubicada en el centro del pueblo. Los artistas de la zona le ponen música a los atardeceres, mientras los turistas se distienden y disfrutan de un trago o una buena cena en base a frutos del mar.
Punta del Diablo es una zona privilegiada para quienes gustan de practicar surf, gracias a que las olas forman grandes picos frente a la playa de La Viuda. Durante la temporada estival, se disputan campeonatos con participación de deportistas locales y de países de la región.
El pueblo debe su nombre a que la zona fue escenario de muchos naufragios en siglos pasados. Este lugar se pobló de pescadores a mediados de 1942, que se dedicaban a la pesca de tiburones, cuyo aceite se exportaba para alimento de los ejércitos durante la Segunda Guerra Mundial.